De un cierto modo esta nueva entrega
cinematográfica de la saga del conde Dracula, son dos películas muy
diferentes entre si: una primera parte que recoge el terror típico del
estudio ingles en una subtrama de misa negra que da pie a una segunda
parte mas tópica dentro del mundo del Dracula de la Hammer. Y eso
incluía la presencia de Lee como el príncipe de las tinieblas. Siendo
esta una imposición impuesta por el estudio que se encargaba de la
distribución (Warner Bross) que pedía siempre la presencia del actor en
ellas, pues era eso lo que el publico quería. Y es que Christopher Lee
ya estaba aburrido y cansado de este personaje, aunque lo ha convertido
en un mito dentro del genero del terror, a Lee nunca le gusto
interpretarlo. El problema principal para Lee a negarse a volver
interpretarlo de nuevo desde su primera aparición en el año 1958, su
segunda aparición en el cine como tal fue ocho años después en DRACULA
PRINCIPE DE LAS TINIEBLAS, era que este vampiro se alejaba mucho de la
esencia de la novela original escrita por Bram Stoker. Por eso después
del primer film dirigido por el genial Terence Fisher (también dirigió
la primera de las secuelas), la intervención del conde Drácula en estas
se reducía a una mera presencia inquietante y amenazante, siempre con
contundencia eso si. Y en alguna de las películas ni siquiera
Christopher Lee soltó ni una sola palabra por estar en total desacuerdo
con los diálogos escritos para su personaje. En esta la cuarta entrega
de la serie ( de la Hammer, pues Lee incomprensiblemente lo volvió a
interpretar para unos cuantos films dirigidos por Jesús Franco) la
presencia del vampiro es mas bien testimonial (pues aparece muy
adelantado el metraje) y se encarga de apropiarse de los hijos de sus
victimas para que estos ejecuten sus deseos. Mientras el es testigo de
los sucesos que allí suceden. Aun así la presencia de un actor como
Christopher Lee y su pinta de seductor con aires infernales es
suficiente para inquietar al espectador.
SINOPSIS.
Un hombre que practica la magia negra
esta obsesionado con la idea de resucitar a Drácula, logra convencer a
tres caballeros para que compren unas reliquias que pertenecieron al
conde. Reunidos en una vieja iglesia desconsagrada, practican un ritual
en el que se tienen que beber la sangre del vampiro. Al beberlo el
satanista y siendo envenenado los tres hombres se niegan a seguir la
misma suerte de este y acaban matando al hombre. Cuando Drácula vuelve a
la vida, se vengara de los tres hombres, utilizando los propios hijos
estos para su venganza.
La
película, esta vez dirigida por Peter Sasdy (LAS MANOS DEL
DESTRIPADOR), tal vez con una dirección demasiado convencional y alejada
de la inteligencia expuesta por el maestro Fisher en las dos primeras
películas de la saga, pero esta tiene partes muy buenas como es la
escena donde se celebra la misa negra, y la aparición de un actor muy
poco conocido como es Ralph Bates pero que siempre termina por
sobrepasar a sus compañeros de reparto. Actor que también protagonizo
varios films del estudio ingles como fueron DR JECKYLL Y SU HERMANA HYDE
o EL HORROR DE FRANKENSTEIN. Además la trama está llena de toques
eróticos, ya elemento muy común en las producciones de la Hammer. No hay
más que ver los sexuales mordiscos que el Conde Drácula pega a las
bellas jóvenes, y la cara de placer que estas ponen. Una secuela
entretenida, con un Christopher Lee ausente pero con presencia y una
trama algo ingeniosa dentro de unos limites ya establecidos de antemano
con el film de 1958.
TRAILER V.O.
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